España e Israel: embargo de 300 millones de euros y un compromiso de 768 millones

Por: Anry Sergeev | hoy dia, 19:25
España e Israel: embargo de 300 millones de euros y un compromiso de 768 millones Collage gagadget. Fuente: DALL-E

En mayo, España alzó la voz en Europa presentándose como líder moral: suspendió contratos militares con Israel en respuesta a la guerra en Gaza. Entre los acuerdos congelados se incluyen misiles antitanque Spike LR2 valorados en 285 millones de euros y un pedido de 15 millones de municiones de Elbit Systems por unos 15 millones de euros. En total, más de 300 millones de euros en contratos bloqueados. Además, el proyecto de modernización del sistema de cohetes SILAM se rediseñó para excluir tecnología israelí.

Sin embargo, el gesto no fue tan absoluto como se anunció. Apenas semanas después, el gobierno mantuvo un contrato con Elbit Systems por 768 millones de euros para suministrar 20.000 radios tácticas al ejército, fabricadas en una planta en España. El Ministerio de Defensa justificó la decisión alegando “imposibilidad de sustitución inmediata” y la “necesidad crítica para la seguridad nacional”.


Spike LR2. Ilustración: Rafael 

La situación refleja la duplicidad de la política europea. Por un lado, Madrid presiona a Bruselas para un embargo europeo total a las armas israelíes, con Irlanda como aliado. Por otro, Francia y Alemania se oponen: Berlín por su “responsabilidad histórica” con Israel y París por temor a perjudicar sus propios contratos.

Mientras tanto, Estados Unidos investiga el bloqueo de puertos españoles a armas estadounidenses destinadas a Israel, lo que podría tensar la relación de Madrid con Washington en el marco de la OTAN.

El embargo ya tiene consecuencias en la industria de defensa española. Cambiar los Spike LR2 por Javelin estadounidenses podría incrementar los costes en un 15-20% y retrasar las entregas años. Además, empresas españolas como Indra y Sener, implicadas en proyectos conjuntos con Israel, corren el riesgo de perder contratos y socios.

España se encuentra atrapada entre la política interna y la realidad estratégica. Cancelar contratos por 300 millones mientras mantiene uno por 768 millones es un ejemplo clásico de cómo la retórica política choca con la dependencia tecnológica de los aliados.